TEATRO
“LA ERA DEL OLVIDO”, dirección y guión de Francisco
Estrada.
Una obra
escrita y dirigida por Francisco Estrada, Con la actuación de Germán Rodríguez.
Desde el 25 de mayo en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 980, los sábados a
las 20.45 y los domingos a las 19. Función especial en El Galpón de Banfield el
viernes 23 de mayo
¿De qué vale un heredero que sólo administra
lo que recibe? Durante una hora, el único protagonista de esta obra le saca el
jugo a toda su ductilidad y versatilidad como actor, en la piel de un político
arribista – que también tiene su costado relacionado con los negocios y el
marketing- , que insinúa ser de una clase media alta, con un trabajo corporal
que abruma por su exigencia y por el giro constante de estados de ánimo.
Un ser bastante
soberbio pero al mismo tiempo inseguro y necesitado de figurar, de tener un
lugar. Por eso ruega por una foto “familiar” con su hija (con quien tiene una
relación bastante conflictiva) en las redes, mientras está siempre en pleno
trabajo de “rosquear” para tener un lugar en el espacio político.
En medio de esta
mezcla de histeria por figurar y de tensión por temer quedar afuera, reflexiona
sobre la herencia de su padre, también un político y abogado que le legó su
ética y sus reglas de honestidad, las que admira, pero a las que le es difícil
emular e integrar como propias. En medio de esta lucha interna hay guiños a
voces pontificantes de buenos propósitos políticos, y momentos de éxtasis donde
el protagonista se sumerge en bailes pop-tecno casi frenéticos o ensaya
discursos a futuro.
Entre medio, el papel determinante de las redes sociales, que todo lo inmediatizan y con la misma velocidad lo eliminan. Todo es fugaz y superfluo, pero todo puede entronizar y condenar un instante. Devaneos y reflexiones sobre la memoria y el olvido, y la banalización de casi todo, temas que flotan constantemente en estos 60 minutos descarnados de realidad.
En síntesis, un
unipersonal que nunca cae en lo monótono, gracias a un buen texto y a una
actuación despojada de todo artificio, con altas y bajas en las emociones de su
protagonista, en el excelente rol que asume Germán Rodriguez, y en la atinada y
dinámica dirección de Estrada.
(Pablo Quirós)
Atravesar el paisaje de la infancia
“YO NO DUERMO LA SIESTA”, dirección de Paula Marull.
Con María Marull, Agustina Cabo, Sandra Grandinetti, Marcelo Pozzi, William
Prociuk y Luciana Grasso. Desde el lunes 26 de mayo, y todos los lunes de junio
a las 20 en el teastro Astros, Corrientes 740.
Esta obra
escrita y dirigida por Paula Marull aborda la infancia como un territorio lleno
de contradicciones. A través de un universo íntimo y fragmentado, Yo no
duermo la siesta interpela desde la mirada de dos niñas que juegan a
sobrevivir a los adultos mientras la siesta impone su aparente calma.
Una historia atravesada por ese territorio que excede lo geográfico y tiene siempre su propio paisaje, que es la infancia.
A Natalí la llevan a pasar el día a la casa
de su vecina Rita para resguardarla del momento difícil que se está viviendo en
su casa. Sin embargo, en la casa de enfrente las cosas tampoco están como se
esperaba.
Estas niñas
vecinas atravesarán las horas de la siesta dejándonos espiar su singular
universo e ir hilvanando las piezas que nos harán comprender por qué ese día no
será igual a ningún otro.
Una madre que
trabaja. Un tío trepado a un árbol. Una empleada doméstica. Una historia de
amor. Un perro muerto. Un cantero lleno de peces. Una sirena. Una motito que no
arranca. La magia. La ternura. El dolor. Una historia de atravesada por ese
territorio que excede lo geográfico y tiene siempre su propio paisaje, que es
la infancia.
" ¿Dónde habita realmente la infancia? ¿En el cuerpo que juega, en la mirada que espía o en los silencios que los adultos creen poder disimular? En Yo no duermo la siesta, Paula Marull no ofrece respuestas sino atmósferas, no impone certezas sino sugerencias.
La siesta -que
en tantos lugares del país es frontera entre el bullicio y el silencio- opera aquí como un escenario mental. Nada
sucede del todo, y sin embargo todo se transforma. Paula Marull
construye desde la dirección una poética del intervalo: ese momento en que la
acción se detiene y se abren los espacios para que los sentidos se filtren.
“Yo no duermo
la siesta” no representa la infancia: la encarna. Y en esa encarnación,
logra que el teatro vuelva a ser un espacio donde lo íntimo se vuelve
colectivo, donde el recuerdo se hace cuerpo, donde el dolor se insinúa con
ternura, y donde la escena no solo muestra, sino también cuida". (Juan Pablo
Russo, de “Escribiendo Cine”))
“Cuando era
chica mi mamá trabajaba mucho y yo quedaba al cuidado de mujeres amorosas que
planchaban mi guardapolvos y cocinaban mirando la novela de la tarde, historias
hilvanadas por un amor romántico que todavía no conocía y percibía como la
promesa de algo que un día iba a poder vivir” dice Paula Marull.
Remarca que “el
teatro me dio la posibilidad de volver a esos juegos, a esas canciones, a los
lugares de mi infancia en donde se refugiaba mi corazón. A los brazos de Lidia,
Cristina, Ramona, de todas las mujeres que me preparaban las tostadas con
manteca y esperaban la siesta para ver la novela y se quedaban conmigo hasta el
final, donde Carlos Mata miraba a cámara con sus hombreras blancas y nos
cantaba “mi vida eres tú” detrás de los créditos.
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