LIBROS
“Antonez Fontseca Autobiografía 2194 – 1492 de Lala Altschuler”. (La docta ignorancia)
El inicio es también el lugar de la estirpe. Lala Altschuler, una exmatriada, una partida de raíz, nombra a su personaje Antonez Fontseca: aquel que nació sin huellas digitales. Esa falta de huellas, alienación de la lengua, de recuerdos, de sueños, de narraciones, distancia a la autora de hacer de su libro una historia de la nostalgia.
Un mundo de desplazados. No son los ciudadanos que construirán una nueva polis con el objeto de recobrar un relato. Lala Altschuler ya lo ha dicho desde el título, no hay rescate porque no hay original.
Antonez, ese hijo, esa circunsición del nombre, ese niño como ofrenda, se entrega a la palabra. El coraje de la autora reside en no resistir el desalojo, en sumarse a la práctica de la ausencia; de modo que escribe para acercarse a la desaparición. Muda de piel, el texto es un trabajo sobre la colonización y lo colonizado.
Una desemejanza, la escritora construye su personaje femenino Thamar para nombrar la fundación de una ciudad no desde el súbdito sino desde la huída de la voz. Thamar: una historia de amor entre el decir y su desadherencia.
Si 1492 es el inicio del saqueo del resto del mundo por occidente; la autora enloquece las fechas desclasando al hijo, trastocando su orfandad. Un niño nace a la perplejidad; los lectores asistimos a ese asombro desterrado.
Lala Altschuler nació en Samarkanda, Uzbekistán y actualmente reside en Vicente López, provincia de Buenos Aires. Es psicoanalista y escritora. Ha publicado la novela autobiográfica Un tren en la bruma de Samarkanda (Letra Viva, 2015) En 2017 recibió la mención especial (ex aequo) en el certamen internacional Lucien Freud, por su relato “Kinder”. Su relato “El encuentro” ha sido premiado en 2021 en el Primer concurso literario “Dardo Esterovich” otorgado por el Llamamiento Argentino- Judío. Ambos relatos se encuentran incluidos en la antología Historias profanas.
(Texto: Ana Arzoumanian)
Fruto de una extensa investigación enmarcada
en los estudios sobre innovación y desarrollo tecnológico, este libro
reconstruye el legado de Augusto Cicaré con detalle y rigor. Desde sus primeros
experimentos hasta la consolidación de Cicaré S.A., Leandro Colombano explora
los desafíos, los éxitos y las frustraciones de un inventor que dejó huella en
la industria de los helicópteros.
Con un archivo fotográfico excepcional, que incluye imágenes inéditas de pruebas de vuelo registradas por Horacio Clariá, Augusto Cicaré: el desafío de volar invita a descubrir la fascinación detrás de cada rotor, cada diseño y cada despegue. Para quienes aman la aviación, los desafíos y las historias de quienes vuelan más allá de lo que muchos consideran posible.
Según señaló Diego
Aguiar de la Universidad Nacional de Río Negro, Instituto de Estudios en
Ciencia, Tecnología, Cultura y Desarrollo (CITECDE), Río Negro, Argentina.
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET):
“La empresa
argentina aeronáutica Cicaré S.A., dedicada al desarrollo y la fabricación de
helicópteros, es considerada un referente de esa industria en todo el mundo por
las innovaciones que ha desarrollado sobre este tipo de aeronaves, empleadas
hoy en muchos países. Se la reconoce por lograr el primer vuelo vertical en
Sudamérica, el desarrollo de uno de los primeros helicópteros ultralivianos y
un simulador de vuelo real controlado”.
Este libro contribuye
a la comprensión de los procesos de aprendizaje y utilización productiva del
conocimiento en Argentina. Los resultados de esta investigación, sobre un caso
exitoso de desarrollo tecnológico e innovador son también un insumo de interés
inspirador para el diseño y la optimización de políticas de ciencia, tecnología
e innovación. Además nos nos invita a
pensar sobre los ingredientes sociales y tecnológicos que se necesitan para
tener más experiencias innovadoras como las de Cicaré en los diferentes
sectores y así lograr más autonomía y soberanía tecnológica en el futuro.”
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