MÚSICA
Ya hace casi 4 décadas que este declarado hincha consuetudinario del Athletic Madrid mantiene un romance permanente con el público argentino. Luego de algún tiempo, Joaquín Sabina apostó con todo en su regreso (algunos dicen que el último, quién lo sabrá sino sólo él).
Así, se despachó con una seguidilla de 10 recitales en el Movistar Arena que comenzaron justo en un día muy especial en Argentina, con la conmemoración del triste inicio de la última dictadura militar, a la que él se refirió elípticamente incluso en alguna de sus canciones.
El autor de temas emblemáticos como “Y
nos dieron las diez” o “Eclipse de mar” “ deslumbró ante una multitud en la
primera de las diez noches que marcarán su despedida artística de los
escenarios de nuestro país y que se extenderán hasta mediados de abril.
En el marco de su última gira “Hola y
Adiós”, el cantautor español brilló ante su amada Argentina en un Movistar
Arena completamente agotado, donde fue aplaudido ininterrumpidamente durante
poco más de dos horas.
A las 21 en punto, y tras la apertura de Iván
Noble, quien lo definió como “el maestro de la canción”, Sabina hizo
su entrada al escenario con una amplia sonrisa y genuina emoción.
La velada histórica comenzó con “Lágrimas
de Mármol”, y el poeta reafirmó su condición de hijo adoptivo de Buenos
Aires. “Mi relación con esta ciudad es muy larga y de amor verdadero. Es mi
segunda casa… a veces, mi primera”, aseguró.
Un rito
con historias y recuerdos
Como es habitual, aunque especialmente
dispuesto a exprimir cada segundo de este último vals, el ida y vuelta con el
público entre canción y canción fue constante. Historias, recuerdos, abrazos y
elogios permanentes con los fanáticos fueron el interludio de un listado de
temas que repasó su carrera completa.
A las dos piezas de su último álbum que
abrieron la noche (“Lágrimas de Mármol” y “Lo Niego Todo”), le siguieron
otras composiciones, en sus propias palabras, hechas “hace mil años”.
“Calle Melancolía”, “19 días y 500
noches” y “Quién me ha robado el mes de abril”, fueron algunos de los
clásicos que completaron el primer bloque.
Además de una impactante puesta en
escena, con obras de arte deslizándose por las pantallas y luces perfectamente
combinadas, Sabina estuvo acompañado por Antonio García de Diego
(guitarras, teclados y armónica), Jaime Asua y Borja Montenegro (guitarras),
Josemi Sagaste (saxo y percusión), Pedro Barceló (batería), Laura Gómez Palma
(bajo) y Mara Barros (coros).
Tras
presentarlos uno a uno, Joaquín abandonó el escenario por unos minutos para dar
paso, justamente, a su exquisita banda, que interpretó dos temas de su autoría.
Dedicatorias a sus inspiradores
Respecto
de los aportes visuales, las mismas estuvieron compuestas por antiguos
videoclips y dibujos del propio cantante así como increíbles ilustraciones de Oyeme,
un estudio de Barcelona que llevó la propuesta a otro nivel y un maravilloso
Peces de Ciudad con ilustraciones de Ana Juan.
La
noche estuvo llena de dedicatorias: para amigos presentes en el estadio, como Sergio
Dalma, y para otros que ya no están, como Chavela Vargas. También
hubo menciones especiales, abrazos simbólicos y hasta una sentida reflexión
sobre la catástrofe de Bahía Blanca, a la que “he seguido por los periódicos”.
Como en cada visita a nuestra tierra, Sabina recordó su amistad con Fito, Charly y Calamaro, enalteció a Buenos Aires como foco cultural y agradeció a los Yupanqui, Gardel, Goyeneche, Borges, Cortázar y Mercedes Sosa que tanto lo inspiraron.
El segundo bloque fue una sucesión de hits
y, por momentos, un dúo orgánico y armonioso entre el cantante y su gente. Tras
himnos como “Una Canción para la Magdalena”, “Y Sin Embargo” y “Por el
Bulevar de los Sueños Rotos”, un primer saludo al borde del escenario
anticipó la despedida.
Aunque habría tiempo para “una más” tras
el segundo y último cambio de ropa, Sabina jugó con el nombre de la gira para
subrayar el final: “Hasta aquí el ‘hola’, ahora viene el ‘adiós’.”
Y en la siempre temida recta final, basta
decir que, “Con la frente marchita”, Sabina interpretó las canciones más
hermosas. Poesía atemporal de un hombre que se sabe tan joven y tan viejo, que
explica por qué los amores que matan nunca mueren y que, con los ojos
empañados, asegura que ya es demasiado tarde.
“En Madrid siempre digo que, si alguna
vez me pierdo, vayan a buscarme a Buenos Aires”, sintetizó Sabina, y no
mintió. Al menos este y no otro será su destino durante nueve noches más.
Estas noches serán el 26 de marzo, y los siguientes días de abril: 2, 4, 6, 9, 11,13, 16 y 18.
Fotos: Guido Adler
No hay comentarios:
Publicar un comentario