ARTES PLÁSTICAS
Hasta mediados de agosto se puede visitar en el Museo Nacional de Bellas Artes la muestra “Porter-Camnitzer. Los años del New York Graphic Workshop”, que recrea a partir de piezas gráficas e instalaciones una etapa clave en las trayectorias de la argentina Liliana Porter y el uruguayo Luis Camnitzer, referentes ineludibles del arte conceptual latinoamericano.
“Porter y Camnitzer hacen de la comunicación con el público un eje central de sus propuestas”, sostiene Andrés Duprat, director del Bellas Artes. “Camnitzer trabaja con el pensamiento por imágenes que surge del propio visitante al leer las palabras impresas y pegadas en la sala. Las obras de Porter encierran un gesto poético que procede como una puesta en abismo: imprime arrugas sobre papeles previamente abollados, que vuelve a arrugar, con las que también ambienta los espacios del Museo”, detalla.
Curada por la especialista Silvia Dolinko, la exposición
temporaria es realizada en colaboración con el Museo Nacional de Bellas Artes
(MNBA) de Chile, que presentó entre octubre de 2024 y febrero de 2025 una
revisión de la muestra original de los artistas en el mismo espacio en 1969,
invitados por el artista y entonces director de la institución, Nemesio
Antúnez.
Para la edición argentina de la muestra, se suman dos
núcleos: uno que desarrolla con mayor profundidad la participación de los
artistas en la exposición “Experiencias 69”, en el Instituto Torcuato Di Tella
de Buenos Aires ese mismo año, y otro que reúne estampas producidas por colegas
como Marta Minujín y Luis Felipe Noé, entre otros, con quienes se relacionaron
en Estados Unidos.
A fines de 1964, Porter y Camnitzer, junto con el venezolano
José Guillermo Castillo, crearon el New York Graphic Workshop (NYGW), que
funcionó hasta 1970. Desde ese taller, replantearon su producción artística en
claves conceptuales, experimentaron con variables expandidas de la obra
impresa, reflexionaron sobre la noción de objeto múltiple, y editaron estampas
propias y de otros artistas.
“Posicionados entre la crítica institucional y disciplinar,
pusieron en juego novedosas estrategias de realización y de circulación de las
obras individuales que produjeron en el marco del proyecto grupal. Como jóvenes
con radicación en Nueva York, la inscripción de sus trabajos en el circuito
latinoamericano fue un objetivo táctico y una plataforma de visibilidad”,
explica Dolinko.
Además de organizar exposiciones del NYGW en México, Caracas
y Montevideo, en 1969 Porter y Camnitzer –sin la participación de Castillo– se
presentaron en el MNBA de Santiago de Chile y en el Instituto Di Tella de
Buenos Aires. Intervinieron en esos espacios con estampas, instalaciones y
exposiciones por correo, propuestas gráficas inéditas de fuerte sesgo
conceptual.
“Aunque esas presentaciones tuvieron lugar en algunas de las
principales instituciones latinoamericanas, su repercusión en el momento fue
muy acotada, y, con el tiempo, quedaron fuera de la narrativa canónica sobre el
arte del siglo XX. Hoy, en cambio, esas producciones son consideradas piezas
fundamentales de sus trayectorias y del arte contemporáneo”, afirma la
curadora.
Grabados de su colección personal
De Porter podrán verse grabados de su colección personal,
del acervo del Bellas Artes y de otras instituciones, así como reconstrucciones
de sus instalaciones de sitio específico creadas en 1969, como “Sombras”, o la
emblemática serie de “Arrugas”. Del mismo modo que en la exposición original
realizada en Chile, la artista también interviene en clave lúdica las
esculturas de la planta baja y el primer piso del Bellas Artes con papeles
impresos arrugados.
Entre las instalaciones de Camnitzer exhibidas se destaca “Living comedor”, obra fundamental dentro de su trayectoria artística y exhibida por primera vez en Buenos Aires. A partir de palabras que remiten a elementos de ese ámbito doméstico, pegadas en el piso y las paredes de la sala, en esta pieza el visitante es invitado a armar el recorrido mental y espacialmente.
Además se presenta en sala “Masacre de Puerto Montt”, creada
en Chile en 1969 y considerada en la actualidad una de las piezas clave del
conceptualismo latinoamericano. Esta instalación denuncia el asesinato de un
grupo de campesinos –también conocido como “Matanza de Pampa Irigoin”– a manos
de carabineros chilenos, en marzo de ese mismo año, que Camnitzer “reconstruye”
en clave conceptual con palabras y líneas de puntos. .
La muestra también incluye estampas producidas en el NYGW de Noé, Minujín, Jorge de la Vega, Marcelo Bonevardi y Margarita Galetar (madre de Porter), además de fotografías, afiches, publicaciones y otras piezas gráficas –como el Manifiesto del New York Graphic Workshop de 1966– que documentan el espíritu experimental surgido en este espacio.
“En los trabajos de Porter y de Camnitzer hay una apelación a asumir la paradoja que habita en la representación artística, a decodificar, desde una posición activa, ideas y procesos”, opina Duprat. “Frente a sus instalaciones y ambientaciones, priman la impresión contundente, la sorpresa ante un gesto simple y polisémico a la vez, la admiración ante esa forma de agudeza intelectual que logra conmover”, agrega.
“Porter-Camnitzer. Los años del New York Graphic Workshop” puede visitarse hasta el 31 de agosto de 2025 en las salas 37 a 40 del primer piso, de martes a viernes, de 11 a 19.30 (último ingreso), y los sábados y domingos, de 10 a 19.30.
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